domingo, 30 de noviembre de 2014

Metro

Es una peregrina de cuya estatura se encuentran pocas; es parisina por elección y se destaca entre otras cosas por su habilidad para el desplazamiento subterráneo, haciéndole cosquillas desde abajo al piso de la ciudad. 

Es muy diestra en las combinaciones que permiten llegar en el menor tiempo y con la mayor exactitud a ese lugar; tiene cada recorrido grabado en la mente y por las dudas en el pequeño plano Paris poche dobladito, desplegable, generoso.


El 8 dirección Balard, lo tomamos en Madeleine, pasa por Concorde, Invalides, La Tour Maubourg  bajamos en la École Militaire, en la vereda misma del Royal Phare…

Chatelet.. dice la voz grabada de una mujer casi llegando a la estación. Chatelet.. repite en otro tono apenas más bajo ya entrando, donde la oscuridad del túnel da paso a la luz artificial, aliviadora, y al inmediato intercambio de pasajeros, casi en la misma proporción los que entran y los que salen.. pardon, pardon.

Pero nuestra experimentada viajera aún se manejaba con tickets cada vez que necesitaba inaugurar un recorrido, inadmisible para alguien que se mueve en ese nivel de conocimientos.
Para ella llegó el Pase Navigo Découverte, la tarjeta que le cambió la vida; apenas mostrarla, ni siquiera apoyarla, y las puertas se abren, el Metro la recibe triunfante, vencedora, dispuesta a desenredar el intrincado manojo de cables multicolores.

Yo en tanto la sigo, copio sus movimientos y aprovecho con mi Navigo las ventajas de no tirar tickets nuevos creyéndolos inservibles, a no guardar los usados por si al doblar la esquina lo exige un control.


En fin, el Metro me ha proporcionado algunas experiencias y también aprovecho esa tarjeta desde cuya foto me sonrío, tal vez pensando en las próximas veces que pienso usarla.




miércoles, 19 de noviembre de 2014

St. Paul de Vence

A una hora en colectivo desde Niza está Saint Paul de Vence, un pequeño poblado medieval amurallado que con el tiempo se convirtió en una villa de viviendas particulares para descanso o en talleres de artistas que luego exponen a lo largo de decenas de locales, a los que se le suman bares y restaurantes.



Hay esculturas además dispersas por todo el pueblo.


Las calles angostas sólo permiten el paso peatonal que se hace muy agradable máxime si se recorren los espacios donde la falta de comercios atrae a menos paseantes.




En el cementerio, que es lo único que queda fuera de la muralla, están los restos del pintor Marc Chagall. Aquí también vivieron artistas plásticos como Matisse, Renoir, Modigliani, escritores, y fue además lugar de residencia temporaria de directores de cine y actores.

Cerca de St. Paul y rodeada de una vegetación exuberante está la Fundación Maegth. Un marchand y su esposa, dedicaron un espacio acondicionado especialmente para exhibir obras de arte, con ambientes muy amplios e iluminación natural. Hay además grandes obras por todo el parque, en contacto con la naturaleza y hechas especialmente para ese lugar.
Proliferan los trabajos de Joan Miró, bronces de Giacometti, etc.




Una pequeña capilla dedicada a un hijo de Maeght muerto muy joven y una tienda de recuerdos completan un lugar que destila no solo creatividad sino mucha paz.




sábado, 8 de noviembre de 2014

Madrid II

En España ya pasó el mediodía aunque nosotros recién terminamos de desayunar y aún falta poco más de una hora para que lleguemos a Madrid.
La cámara exterior del avión nos muestra un cielo con nubes y un sol con presagio de frío, una temperatura que anhelamos disfrutar entre otras cosas, para contrarrestar el agobio del calor cordobés.
Estamos felices de hacer este viaje y aunque repitamos lugares ya visitados, las expectativas son amplias y pretenden aprovechar los días cortos, alguna posible lluvia y marcas inferiores a los 0º

Apenas instalados cumplimos con el primer objetivo, la Chocolatería San Ginés donde repetimos el más exquisito chocolate con churros; anocheció mientras recorrimos la Plaza Mayor y Tirso de Molina. Para la cena otro sitio conocido: el Museo del Jamón con la calidad que ya conocíamos.




En el único día entero que estuvimos en la ciudad salimos a la calle demasiado temprano, aún no había abierto el comercio y la idea era ver algunas rebajas de temporada que al final no resultaron tales. Mucho aviso, mucho cartel pero no vimos combinada la calidad con nuestras preferencias y nuestros bolsillos.
En cambio pudimos aprovechar el privilegio de estar en La Casa del Libro; un templo literario con múltiples espacios reducidos distribuidos en varios pisos. Es fácil perderse en ese lugar revisando anaqueles que se descorren y dejan ver otros estantes igualmente atestados de miles de volúmenes. Conseguí de José Saramago dos trabajos agotados en Argentina, “Las intermitencias de la muerte” y “Ensayo sobre la lucidez” y de García Márquez “La mala hora”, una novela anterior a Cien años de soledad que leí hace mucho y que no pudo escapar a esa tendencia que tienen los libros de perderse; pequeños tesoros con que nos deleitaremos en casa.



Almuerzo de tapas en el Mercado San Miguel donde ya habíamos estado aunque sin probar esas delicias de camarones, cangrejos, anchoas, croquetas de gambas y jamón ibérico con que nos desquitamos esta vez.



La tarde la dedicamos a conocer el Museo del Prado donde las obras, tanto pinturas como escultura pueden verse en directo, a centímetros de nuestros ojos sin sentir el asedio vigilante, que sin dejar de cuidar y controlar permiten discurrir en un espacio amigable. Una curiosidad: en diferentes salas del museo había artistas reproduciendo obras exhibidas que interrumpían de a ratos y dejaban junto al caballete, los óleos y pinceles.  Qué satisfacción y qué placer tan grande haber estado allí!



Volvimos a “Los 100 Montaditos” a comer, pequeños sándwiches de pan caliente con jamón, paté de pato, calamares y gambas, mas una caña de cerveza para completar luego el raid gastronómico con pulpos a la gallega en Ciudad de Tui, sin postre y sin café ya que preferimos reincidir con el espeso chocolate, esta vez sentados en el Pasadizo San Ginés con estufas y planes para los días por venir.