sábado, 10 de enero de 2015

Paris y Cortázar

La lectura de buena parte de la obra de Julio Cortázar como así también de varios trabajos biográficos, generó nuestro interés por recorrer lugares que tuvieran que ver con la estancia del escritor en París.

Sin respetar necesariamente un orden, visitamos la Ciudad Universitaria, donde se instaló cuando llegó becado por el gobierno argentino, con la intención de instalarse en forma definitiva. 


Pasamos por la UNESCO, donde trabajó en forma parcial haciendo traducciones que no le impidieran disponer de su tiempo libre para seguir viajando. En un bar frente al 9 de la Place du General Beuret hicimos guardia, café de por medio, para ver si el azar nos favorecía con la aparición de Aurora Bernárdez, primer esposa y heredera de su legado. A la mujer de más de noventa años, que aún vivía en el piso que compartió durante años con Cortázar, no pudimos verla pero nos conformamos con la tranquilidad que transmite el lugar en una mañana soleada y helada.


En el 4 de la rue Martel hay varios bloques de edificios con una única entrada; allí vivió hasta su muerte con Carol Dunlop y es el único lugar que ostenta en su frente una placa (evidentemente nueva) con la leyenda “Ici vécut JULIO CORTAZAR 1914 – 1984 Écrivain argentin natularisé francais auteur de “MARELLE”.


También el 56 de la Rue Alesia lo tuvo como huésped aunque nada lo indica en su fachada.

Otros lugares aunque sin nombrarlo, también hablan de Cortázar porque él precisamente habló de ellos en su obra. Así por ejemplo la Galería Viviane es protagonista del cuento “El otro cielo”, donde recorrimos locales antiguos, buscamos hasta encontrar las escaleras de caracol que llevan a los departamentos superiores e imaginamos por un instante los encuentros con Josiane y decidimos quedarnos con la certeza de su existencia.

La Menageries du Jardin des plantes albergaba los Axolotl que tanto fascinaron al escritor y aunque no ingresamos porque entendimos que no los habríamos de encontrar, aprovechamos el paisaje invernal que deparan esas hectáreas de parque que a pesar de la ausencia de colores vivos, se mantienen con todo el encanto.

El Parc Montsouris era visitado con frecuencia por Cortázar ya que está frente a la Ciudad Universitaria y es otro de los tantos espacios verdes que proporciona Paris para el esparcimiento de propios y turistas.

No podíamos evitar una vuelta por el Cementerio Montparnasse y repetir la visita a la tumba que se renueva permanentemente de mensajes y simbolismos a modo de recuerdos de sus lectores (desde un boleto de metro a un ejemplar de Papeles inesperados y otro de Rayuela cuyas hojas se pegaron por las lluvias y permanecen abiertos y rígidos en cualquier página). Esta vez nos limitamos a contemplar por un tiempo breve el lugar; creo que nos pareció un poco invasivo agregar algo a tanta carga demostrativa de afecto.