domingo, 13 de marzo de 2016

Parc de la Villete

Cuando se está de paseo todos los días son domingo, pero cuando el almanaque lo ratifica, es domingo para todos y en tal caso los parques suelen ser una buena alternativa así que nos fuimos al Parc de la Villette, un predio enorme que lo convierte en el más grande de la capital.



En toda la extensión se distribuyen las llamadas “folies”, lugares construidos en cemento y metal que cuentan con servicios de guardería, talleres, cafetería, etc.
A su vez el parque está dividido en dos por un canal navegable (de l’Ourcq) y ambas partes se conectan por medio de puentes peatonales.




Cuenta además con edificios como el Teatro Zénith, la Cité de la Musique, la Ciudad de la Ciencia y de la Industria, la Geode (una inmensa esfera metálica en cuyo interior se proyectan películas) y otros en los que se desarrolla una programación tan amplia como interesante en materia de conciertos, circo, exposiciones de arte y mucho más.



Nosotros optamos por recorrerlo siguiendo el trazado de la Promenade y así pudimos estar en los distintos jardines habilitados, cada cual con una temática desarrollada como el de los espejos (un bosque que se multiplica en placas espejadas de gran tamaño), de los pasajeros, de los bambúes, de los equilibrios (con juegos para grandes y chicos), de las sombras, de los diseños (con una enorme pintura en el piso alegórica a la lucha contra el SIDA), etc.
En el lugar también se desarrollan actividades libres como práctica de fútbol o simplemente caminar, correr o merendar tirados en el pasto.






Saliendo del Parque, el canal pasa a ser la Bassin de la Villette hasta llegar a un puente metálico con dos niveles, el más alto es fijo y peatonal mientras que el inferior es carretero y su plataforma accionada por un antiguo mecanismo se eleva en forma horizontal cada vez que una embarcación pasa por el lugar.
Vimos cómo funcionaba tomando un café en el Bar Belushi’s, un lugar con espacios muy amplios, pantallas gigantes, puestos de Internet, lugares para descansar y en los toilettes, llamativos mingitorios con forma de bocas humanas que impactan produciendo una mezcla de sensaciones entre curiosidad y recelo.





A partir de allí comienza el Canal San Martín, un paseo que hicimos caminando por la costa y cruzando pequeños puentes; es muy bello en todo su recorrido, con bares, negocios modernos, tiendas de diseño; también el viejo Hotel Du Nord que diera su escenario y su nombre para el título de una película filmada en la década de 1930.




A lo largo del recorrido el canal tiene diferentes niveles y para que resulte navegable cuenta con un sistema de esclusas que permite que las embarcaciones puedan pasar de un tramo a otro llenándose o vaciándose el espacio comprendido entre dichas puertas.