domingo, 26 de junio de 2016

Metz

Estamos a mitad del viaje; el día permanece gris pero dejó de llover. A través de la ventanilla puedo ver las montañas y las praderas cultivadas que intercaladas con  pequeñas y prolijas comunidades logran un equilibrio de paz y sosiego.

Metz, en el noreste francés nos deslumbró y cautivó. Desde el arribo a su gran  Estación se aprecia la diversidad de vegetación, y llegar fue como mimetizarse con la propia naturaleza, libre de carencias.


En la tranquilidad del Río Mosella se lucían elegantes y hermosos cisnes; el viento por su parte hacía caer las hojas y alfombraba la tierra de mil colores. Nos sentimos viviendo una experiencia única e inolvidable.



Se destacan las calles pintorescas y floridas, peatonales en algunos casos con una amplia oferta comercial. Llaman la atención los ómnibus articulados y adornados artísticamente, como así también las clásicas y tradicionales boulangeries.


No obstante, lo más sobresaliente es el espíritu del lugar que nos cautivó de inmediato, la gente tranquila y amable demostraban integrarse a una verdadera comunidad que se traduce además en la limpieza y el orden de cada espacio.



En la planificación de los recorridos, Metz ocupó sólo un día de permanencia y así lo hicimos aunque reconocemos que hubiese merecido mayor tiempo para disfrutar la ciudad que es mucho lo que contiene y ofrece al visitante.



                                          (Caminante tomate tu tiempo sino el tiempo te tomara.)





domingo, 13 de marzo de 2016

Parc de la Villete

Cuando se está de paseo todos los días son domingo, pero cuando el almanaque lo ratifica, es domingo para todos y en tal caso los parques suelen ser una buena alternativa así que nos fuimos al Parc de la Villette, un predio enorme que lo convierte en el más grande de la capital.



En toda la extensión se distribuyen las llamadas “folies”, lugares construidos en cemento y metal que cuentan con servicios de guardería, talleres, cafetería, etc.
A su vez el parque está dividido en dos por un canal navegable (de l’Ourcq) y ambas partes se conectan por medio de puentes peatonales.




Cuenta además con edificios como el Teatro Zénith, la Cité de la Musique, la Ciudad de la Ciencia y de la Industria, la Geode (una inmensa esfera metálica en cuyo interior se proyectan películas) y otros en los que se desarrolla una programación tan amplia como interesante en materia de conciertos, circo, exposiciones de arte y mucho más.



Nosotros optamos por recorrerlo siguiendo el trazado de la Promenade y así pudimos estar en los distintos jardines habilitados, cada cual con una temática desarrollada como el de los espejos (un bosque que se multiplica en placas espejadas de gran tamaño), de los pasajeros, de los bambúes, de los equilibrios (con juegos para grandes y chicos), de las sombras, de los diseños (con una enorme pintura en el piso alegórica a la lucha contra el SIDA), etc.
En el lugar también se desarrollan actividades libres como práctica de fútbol o simplemente caminar, correr o merendar tirados en el pasto.






Saliendo del Parque, el canal pasa a ser la Bassin de la Villette hasta llegar a un puente metálico con dos niveles, el más alto es fijo y peatonal mientras que el inferior es carretero y su plataforma accionada por un antiguo mecanismo se eleva en forma horizontal cada vez que una embarcación pasa por el lugar.
Vimos cómo funcionaba tomando un café en el Bar Belushi’s, un lugar con espacios muy amplios, pantallas gigantes, puestos de Internet, lugares para descansar y en los toilettes, llamativos mingitorios con forma de bocas humanas que impactan produciendo una mezcla de sensaciones entre curiosidad y recelo.





A partir de allí comienza el Canal San Martín, un paseo que hicimos caminando por la costa y cruzando pequeños puentes; es muy bello en todo su recorrido, con bares, negocios modernos, tiendas de diseño; también el viejo Hotel Du Nord que diera su escenario y su nombre para el título de una película filmada en la década de 1930.




A lo largo del recorrido el canal tiene diferentes niveles y para que resulte navegable cuenta con un sistema de esclusas que permite que las embarcaciones puedan pasar de un tramo a otro llenándose o vaciándose el espacio comprendido entre dichas puertas.






domingo, 13 de diciembre de 2015

St. Germain en Laye, Francia.

A unos cuarenta minutos de viaje en tren llegamos a St Germain en Laye, una población al Oeste de Paris. Recién estaba empezando la actividad en esa ciudad antigua en la que un castillo convertido en museo fuera residencia de numerosos reyes, entre ellos Luis XIV.
Tiene predominante actividad administrativa y comercial; además ese día en la plaza funcionaba un mercado que concentra mucha gente en torno a los puestos y en los locales de los alrededores como el Café de la Industria donde nos sentamos a  tomar un poco de buen sol, y café por supuesto. El mercado ofrece prácticamente de todo, desde comestibles (fiambres, frutas, verduras, carnes) hasta indumentaria para todas las edades, pasando por artesanías, adornos y flores.




Las angostas calles de St. Germain invitan a pasear ya que transmiten mucha tranquilidad y si bien hay claras señales de modernismo, por momentos parece detenida en el tiempo.







Estuvimos complementando nuestra información en la Oficina Municipal de Turismo que funciona en la Maison Claude Debussy donde un sector está destinado a museo, aunque no habilitado en el momento de nuestra visita.






Compramos baguettes para almorzar y lo hicimos sentados en los bancos del amplísimo parque del castillo que está cuidado en extremo, el piso cubierto de pequeñas piedras, estatuas, canteros con flores y árboles de diferentes tamaños podados hasta quedar con prolijas formas geométricas.






sábado, 1 de agosto de 2015

Paris desde Rodin a Montmartre

En un viaje anterior tuvimos la intención de entrar al Museo Rodin y en esa ocasión coincidió con la apertura de una muestra de Camille Claudel que convocó muchísima gente; preferimos entonces cancelarlo ya que resulta más agradable el recorrido cuánto menos gente circula por el lugar. En ésta oportunidad lo hicimos con más tranquilidad habiendo elegido el horario de la mañana apenas habilitaron el ingreso y optamos por recorrer el enorme parque que tiene una importante cantidad de obras como El pensador, Los burgueses de Calais, Las puertas del infierno, monumento a Balzac, etc. como así también agradables espacios que combinan a la perfección  para disfrutar al aire libre de trabajos de mucha calidad artística.




Otro lugar más pequeño pero que igualmente trasmite mucha paz es el Jardín Catherine Labouré, el nombre remite a una hermana de Hijas de la Caridad que manifestó haber visto y escuchado a la Virgen María quien le encomendó que hiciera imprimir medallas con las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. La experiencia se materializó en lo que se le dio en llamar la “Medalla Milagrosa”. Con el tiempo Catalina fue santificada y su cuerpo se encuentra precisamente en la Capilla Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa; ésta y el jardín se integran al predio de la misma congregación de monjas.




Volvimos a Shakespeare & Co., una vieja librería frente a la Ile de la Cite que contiene en sí misma muchas historias. Cada vez que allí hemos estado dejamos una nota que se acumula a las miles que tapizan un sector; son mensajes, saludos y agradecimientos que contienen íntimamente la intención de regresar.





Hasta Montmartre nos acompañó una llovizna apenas perceptible que a decir verdad no le quitó una pizca de encanto. El paisaje era diferente ya que el movimiento en la Plaza del Teatro que se caracteriza precisamente por los pintores y retratistas que trabajan y exponen sus obras, se veía reducidos notablemente.





Almorzar en Chartier no fue una comida más. El cartel luminoso indica el ingreso y adentro el ambiente se transforma. La madera que predomina en todo el salón sumado al bullicio de tanta gente y la mejor atención completan el entorno. La mesera anotó cada plato que pedimos en el mantel de papel al que agregó los precios al momento de pedirle la cuenta. Tanto la trucha con almendras como el pato confitado estaban a la altura del lugar. Deux café créme si vousplait, merci.





miércoles, 1 de julio de 2015

Colmar

Amanece en la campiña Francesa,  el día se anuncia fresco pero agradable, los campos sembrados, junto a  los colores otoñales,  me invaden por completo trasmitiéndome una inmensa tranquilidad, las pequeñas poblaciones que interrumpen de tanto en tanto el paisaje, se asemejan a la fantasía que encierran los cuentos infantiles. La escarcha de los campos al ser atravesadas por los rayos solares, se defiende formando  grandes bancos de niebla y creando una imagen similar a la de un avión atravesando las nubes. Finalmente el tren nos dejo en la estación de Colmar.


Es dificil traducir en palabras el encanto que se percibe en este cálido y pintoresco  pueblito, su cercanía con la  frontera Alemana deja en él una  marcada  impronta  que lo caracteriza, la conjunción de estos dos países,  personaliza a este pueblo, haciendo emerger de el un especial atractivo.





Como salido de los cuentos, Colmar ofrece un sinfín de colores en las fachadas de sus construcciones y las flores que bordean los canales. Prolijo y ordenado nos permitió disfrutar además de su belleza de los mejores capuccinos y pattiserie.




Un inolvidable viaje que supo retroalimentar nuestros sentidos.




sábado, 16 de mayo de 2015

Belleville - Paris

Hasta este momento el nombre de Belleville formaba parte sólo de la geografía del interior cordobés, pero supimos que con orígenes diferentes era también parte de París, una de sus colinas en las que originalmente se establecía la clase obrera y con una vista muy generosa de la ciudad.



Con talleres de artistas que en cada mayo se abren al público, con la casa donde en 1915 nació Edith Piaf y que hoy desde un descuidado azulejo devuelve una mirada triste a quien se detiene al pasar. 


Mucha expectativa nos despertaba conocer el Cementerio de Pere Lachaise, el más grande de la ciudad y en el que mayor cantidad de celebridades se alojan en forma definitiva. Hay tumbas sencillas como la de JimMorrisson, La Fontaine o Moliere que contrastan con la de Abelardo y Eloisa (sepultados juntos), Oscar Wilde (llena de labios de mujer a modo de ofrendas) y tantas más.




Almorzamos muy cerca de allí, en un lugar que lleva el nombre del cementerio pero en femenino: La MèreLachaise al que llegamos por una recomendación que no nos defraudó.


Otra razón para recorrer los alrededores era revivir escenarios que vimos en la película “París”, como el mercado en la calle y el edificio en el que vivía uno de sus protagonistas. Hubiera sidosencillo ubicarlo de contar con la dirección, pero el cine no muestra las cosas tal cual son sino como quiere que se vean, modifica lugares y cambia referencias pero perseverando en la búsqueda conseguimos dar con el lugar. Fue como ver de nuevo algunas escenas desde la película misma.






jueves, 30 de abril de 2015

Florencia

El tren nos llevó hasta Firenze donde estuvimos dos días que fueron suficientes para recorrerla.
Se destaca la Catedral, Basílica di Santa María del Fiore y su Campanile y el Baptisterio que ocupan un mismo predio.




El Palacio de los Uffizi  guarda entre otras obras el David, de Miguel Ángel, mientras que para los que no pagamos para entrar a verlo hay una réplica en la Piazza de la Signoría, frente al Palazzo Vecchio en el que se erige  una torre que sirve de símbolo representativo de la ciudad en muchas reproducciones de promoción.





El Ponte Vecchio es también un lugar de cita obligada. Si bien el Río Arno es atravesado por muchos puentes en la ciudad, el Vecchio es diferente; tiene locales comerciales a ambos lados del único pasaje central que se especializan en joyas de oro y plata, además de los clásicos que venden souvenirs de todo tipo.




Preparamos en casa un candado con nuestras iniciales que  amarramos en una reja que sirve de cerco a un monumento en el centro del Ponte Vecchio donde también es tradicional ese rito. Nuestro candado quedó en Florencia junto con otros cientos, esperando quizás que volvamos otra vez a verlo.






domingo, 5 de abril de 2015

Niza

El largo trayecto en tren es muy placentero, de pronto algún poblado, muy pintoresco e inspirador seguramente de cuentos y novelas, y la costa que de a ratos se acerca. La bordeamos y de pronto otro túnel, y otro campo y otra vez la costa para ya no dejar de verla. 

Ahí está el mediterráneo, más azul que en cualquier poema, todavía con la tosca playa italiana, hasta darle paso al más refinado perfil francés.

Y entonces Mentón como la primera urbanización francesa, y Montecarlo y Mónaco con grandes y lujosas construcciones e iguales yates y veleros en sus puertos.
Cambia el idioma y en los carteles el “uscita le da paso al “sortie” y la “vía” cambió a “rue”, y nos vamos preparando para reemplazar “buon giorno” por “bon jour” y “grazie” por “mercí”, qué buen ejercicio!-

Y Niza…! Que resultó un bálsamo para la vista, con una extensa playa semicircular de pequeñas piedras blancas, el agua tibia muestra un azul más claro en la orilla, seguramente por la menor profundidad.



La Promenade des Anglais que bordea la playa es ideal para caminar, tomar sol en sus bancos, correr, andar en bicicleta, roller, etc.; allí hay lugar para todos.


Niza no ostenta el mismo nivel que otras ciudades de la Costa Azul pero tiene glamour y se nota en las calles, negocios y autos. 


De todos modos, no resigna su costado histórico y artístico, que se aprecia en sus iglesias, palacios, ferias, mercados, galerías. 


En una esquina, a unos cuatro metros de altura engarzaron una bala de cañón que según explica una placa, fue disparada por la flota turca en un ataque a la ciudad en 1543.



Hay un permanente contraste entre lo moderno y lo antiguo que no obstante conviven en perfecta armonía.